Es un orgullo plantear que ha ocurrido un quiebre (mayor o menor dependiendo del contexto) de la concepción binaria del género, posibilitando nuevos sentidos y maneras de identificarnos, vivir y sentir. Y en esa línea, se han instaurado otras imágenes de pensamiento que no quedan reducidas al paradigma prescrito.
Decidí estudiar esta línea de la psicología porque me interesa adentrarme en las fisuras que puede haber en medio de lo ya establecido. Cuando una persona da cuenta de que no es como debería, empieza un trabajo de preguntas que por más difícil que sea, deja una gran apertura. Me refiero a que se permite explorar, erotizar partes del cuerpo "anormales", peroformarse diferente, inventar maneras de ser-con-otrx, crear formas deseantes de hacer. Pero para que esto suceda desde un lugar de disfrute, antes hay que realizar un proceso de habilitación que lo permita, y de dicha necesidad comienza la demanda de que las psicólogas nos especializamos en un campo tan vasto y complejo como el de la diversidad.
Las disidencias se configuran en relación a los mecanismos de normalización, los cuales constituyen un factor relevante a la hora de pensar en lo que se establece como a-normal y anti-naural. Me refiero a que es importante comprender toda imágen disidente (no-natural), como contracara a la concepción representacionista occidental que liga la identidad de género a la biología (natural). Escencialización que separa en dos mundos diferentes, varones de mujeres e instituye temores, rechazos y discriminaciones a quienes quedan al margen de la misma (Fernandez, 2009).
En tal sentido es que Maristany (s/f) hace referencia a que lo natural aparece en torno a dos sexos; solo queda que la persona actúe una identidad de género de acuerdo a su sexo anatómico, cromosómico y acepte los roles correspondientes a la misma. Sin embargo, podemos entender que esta construcción no deviene de una biología natural, sino más bien, como señala Preciado, lo hace de un imperativo anatómico-político que instituye la coherencia del cuerpo sexuado.
¿QUÉ TAN NATURAL ES LO NATURAL?
Este modo de pensamiento no sólo remite a la identidad de género: históricamente se ha instaurado una dicotomía entre sujeto y objeto, configurando el axioma de que existen objetos naturales diferentes a otros subjetivos (Laino, 2020).
Es así que se habla de naturaleza por un lado y cultura por el otro, como si se tratase de categorías antagónicas.
Concepción ontológica rígida que varía dependiendo de la cultura; por ejemplo, existen comunidades que entienden el cambio de género en función a los sueños o visiones (Stryker, 2021) y no en términos de transgresión a una biología o naturaleza.
Retomo la invitación de Spinoza para pensar: ¿qué puede un cuerpo?.
El autor con tal pregunta propone la posibilidad de fisurar la lógica del ser (que entendería, por ejemplo, que un cuerpo con vulva es un cuerpo de mujer) para dar lugar a pensarlo en clave de afectaciones y potencias. Manera de pensarnos que nos acerca a la posibilidad de pensarnos ya no como individuos, sino más bien como procesos.
Braidotti (2018) retoma esta propuesta y plantea que es necesario aprender qué pueden nuestros cuerpos para ser más potentes y así reapropiarnos de gran parte de su saber. La autora dirá: “la pesadez metafísica del ser —ese gran vampiro— se evapora en una serie de impulsos que atraviesan el cuerpo, pero no se coagulan en él: siguen pasando, girando, transformándose y transformando.” (p.58)
En esa línea, se plantea que lo importante no es lo que un cuerpo es y aún más, no hay un es que exista desligado de un régimen político y social. Y en ese sentido, la materialidad no puede descontemplar las dinámicas del poder: la materia de los cuerpos es indisociable de las normas reguladoras que gobiernan su materialización y significación (Butler, 2018).
Lo cual da pie a pensarlo y pensarnos siempre en relación con otros, relaciones que “angostan o ensanchan la existencia” (Deleuze, 2008, p.5) y que pueden generar posibilidades abiertas de rematerialización (Butler, 2018).
¿QUÉ PUEDE UN CUERPO?
Los quiebres a los que me referí en el comienzo, dan pie para irrumpir contra la fuerza hegemónica que incita a pensarnos desde lógicas esencialistas y jerárquicas, formas que dictan un campo de posibilidades estrechas (o se es varón o se es mujer) y que tienen efectos violentos sobre los cuerpos de lxs que no cumplen los requisitos para ser varón, blanco y heterosexual.
Soy Josefina, Licenciada en Psicología (UdelaR) y con esta plataforma pretendo visibilizar información sobre mis líneas de pensamiento.
A lo largo de mis estudios opté por adentrarme en la literatura LGBTIQ y feminista por lo que me gustaría compartir algunas reflexiones.
Eligo esta perspectiva considerando la importancia de detenernos (y más aún en nuestro contexto actual) en las discriminaciones y opresiones que pasan por tener expresiones e identidades “demasiado” queer, lesbianas y trans.
¿Pero qué implcia esta? Podemos pensarla como herramienta que hace posible intervenir y analizar en situaciones de desigualdad, entendiendo que los ejes de opresión no actúan de forma independiente, sino más bien interrelacionada.
Y en ese sentido, considero importante al escuchar a unx otrx, pensar siempre en un conjunto de relaciones y vivencias singulares atravesadas por la etnia, clase social, sexo biológico asignado, nacionalidad, religión, sexualidad, condición migratoria, etc.
MI PERSPECTIVA ES INTERSECCIONAL
La importancia de inventar nuevas maneras de
SER CON OTRXS
Hoy es una necesidad hablar de transiciones con "*". Esta noción aparece para incluir múltiples experiencias diversas “arraigadas en el acto de atravesar (...) enraizados en distintas formas de desmarcarse de las normas de género” Platero citado en Stryker (2021). Noción que asimismo se enmarca en lo queer: movimiento que se empeña en fisurar las clasificaciones capaces de clausurar el deseo, el género y la sexualidad. La literatura y experiencias trans-travesti contempla no solamente lo variante del género, sino la identidad como una manera de resistencia política que se enfrenta a la normatividad obligatoria de los roles asignados en relación a lo sexo-genérico (Baltezar, s/f).
Invito a pensar entonces, lo trans* en relación a un dispositivo de normalización y naturalización que instaura la imágen de que existen entidades “normales” y “naturales” (y por lo tanto muchas otras que no lo son). En tal sentido es que podemos entender las relaciones de poder que regulan los vínculos, como parte de dispositivos políticos, filosóficos y científicos de apropiaciones y desigualaciones (Fernandez, 2005)
Una de las razones por las cuales es importante pensar en los ejes de desigualdad de las minorías sexo-genéricas tiene relación al llamado "estrés de minoría". No es dificíl imaginar que la estigmatización basada en la identidad y orientación de género producen estrés y por ende debemos analizar los estresores, que según Illan Meyer (2003) podemos clasificarlos en "distales" o "proximales".
Los estresores distales son la victimización, discriminación y las actitudes heterosexistas, mientras que los proximales son la hipoervigilancia, el ocultamiento y el estigma sexual internalizado.
Si bien no pretendo adentrarme en cada uno de ellos, sí quiero dejar un ejemplo que aparece en muchas oportunidades en los relatos de lxs usuarixs disidentes sexo-genéricos. "Yo sentía prácticamente que era una discapacidad que iba a tener que cargar toda mi vida, ¿entiendes?, como que iba a tener así, escrito en la frente, ‘lesbiana’, y se me iban a cerrar un montón de puertas que, no sé si es así, pero yo estoy luchando para que no sea."
Por lo que en lo que sí me quiero detener, es en la importancia de pensar desde psicoterapias con una perspectiva en diversidad, porque sabemos de las microagresiones que se pueden gestar debido a la desinformación.
Uno de los efectos de estas microagresiones en la realización de la psicoterapia con pacientes LGBT+ es la invisibilización de la identidad sexual y de género diversa, lo que puede exacerbar el estigma sexual internalizado, reduciendo la exploración terapéutica de un amplio rango de experiencias de relevancia y profundizando en ellxs la desesperanza.Estos efectos pueden generar más daño psicológico sobre todo porque las microagresiones provienen de psicoterapeutas con quienes lxs usuarixs han establecido una relación de confianza.
En este apartado acudí a bibliografía del libro: Psicoterapia culturalmente competente para el trabajo con pacientes LGBT+.
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LO TRANS CON *
ESTRÉS DE MINORÍA
Fotografía de Catherine Opie